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miércoles, 3 de junio de 2015

Miguel de Unamuno (1864 - 1936)


Miguel de Unamuno:

(Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98. 

Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana. 

Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa. 

Sin embargo, las contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento actuaron impidiendo el desarrollo de un sistema coherente, de modo que hubo de recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910), Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913). 

Escultura de Unamuno en Salamanca.
(Pablo Gargallo - 1968)
El primero de los libros fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".

Sin embargo, estas obras no parecían abarcar, desde su punto de vista, aspectos íntimos que formaban parte de la realidad vivencial. De aquí que literaturizase su pensamiento primero a través de un importante ensayo sobre dos personajes clave de la literatura universal en la Vida de don Quijote y Sancho (1905), obra en la que, por otra parte y en flagrante contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad.

El siguiente paso fue la literaturización de su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca." 

Su narrativa progresó desde sus novelas primerizas Paz en la guerra (1897), y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como autobiográfico, si bien no tiene que ver con hechos de su vida, sino con su biografía espiritual y su visión esencial de la realidad: con la afirmación de su identidad individual y la búsqueda de los elementos vinculantes que fundamentan las relaciones humanas. 

En ese sentido, sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia. 

Unamuno retratado por José Gutiérrez Solana (1936)
Su producción poética comprende títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933).

Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco". 

Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Jubilado desde 1934, sus manifiestas antipatías por la República española llevaron dos años más tarde al gobierno rebelde de Burgos a nombrarlo nuevamente rector de la universidad de Salamanca, pero fue destituido a raíz de su pública ruptura con el fundador de la Legión. En 1962 se publicaron sus Obras completas y en 1994 se dio a conocer la novela inédita Nuevo mundo.

Los libros de este autor que tengo en mi biblioteca son:

Abel Sánchez
Alma vasca
Americanidad
Amor y Pedagogia
Andanzas y visiones españolas
Castilla
Cuentos de mi mismo
Cómo se hace una novela
Del sentimiento trágico de la vida
Diario íntimo
Don Sandalio, jugador de ajedrez
El Cristo de Velázquez
Entorno al casticismo
La tía tula 
Laino (euskera)
Mi religión
Niebla
Paz en la guerra
Recuerdos de niñez y de mocedad
San Manuel Bueno
Selección de poemas
Solitaña
Sombras de sueño
Tres cuentos
Tres novelas ejemplares y un prólogo
Triste España de Caín
Verdad y vida
Vida de Don Quijote y Sancho

Generación del 98:

El siglo XIX termina con una grave crisis: el final del imperio colonial español. En 1895 se produce el levantamiento de Cuba y en 1896 el de Filipinas, últimas colonias. España, aunque reacciona ante las revueltas, sufre una derrota total y en 1898 se ve obligada a firmar el Tratado de París por el que Cuba consigue la independencia, mientras que Filipinas y Puerto Rico quedan bajo el control de Estados Unidos.

Este acontecimiento provocó en España una ola de indignación y protesta que se manifestó en la literatura a través de los escritores de la Generación del 98.

Cabe decir que una generación literaria es un grupo de escritores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos.

Ante el estado de apatía e indiferencia en el que se encontraba el país en esta época, esta generación se preocupó por encontrar la verdadera esencia o alma de España y el sentido de la vida. Para esto utilizaron entre otras, la vía de la literatura.

Los autores de la Generación del 98 sienten especial debilidad por Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique, Cervantes y Quevedo. Admiran a Larra y a los ilustrados porque ya habían sufrido y analizado estos problemas.
Autores literarios de la generación del 98

En esta generación literaría surgieron varios autores, entre ellos encontramos a Azorín, Pío Baroja, Ramón María del Valle Inclán, Antonio Machado, entre otros. Pero el que creo que es el más representativo de todos fue Miguel de Unamuno, ya que todos sus compañeros de Generación admiraron y respetaron su formidable y contradictoria personalidad, la profundidad de su pensamiento y su estilo apasionado.


Opinión personal sobre Miguel de Unamuno:


Toda la obra de Miguel está llena de preocupación y problemática filosófica; pero sin perder su valor literario. Sentía una gran angustia ante la muerte y un deseo de vida eterna que permita al hombre seguir existiendo. El problema religioso y la búsqueda angustiada de Dios son un tema constante en su vida y en su obra.

Su estilo no tiene un claro propósito artístico; es seco, robusto y no siempre elegante, pero extraordinariamente exacto e incitante. Le interesa expresar su mundo interior y convencer a los lectores, por ese orden. De ahí que su tono sea apasionado y que sus razonamientos no estén ordenados, sino en un continuo movimiento de vaivén. Su vehemencia hace que utilice cadenas de sinónimos como si con una sola palabra no bastara para expresar todo su complejo y rico mundo interior.


Fotografía de Miguel de Unamuno, con su autógrafo, tomada en las riberas del Tormes
En ella se aprecia la serenidad del paisaje y la relajada postura de Miguel





Para cualquier consulta la podeis hacer a jortanav2@gmail.com











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