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jueves, 17 de febrero de 2022

Jacinto Benavente (1866 - 1954)

Jacinto Benavente:

    
(Jacinto Benavente Martínez; Madrid, 1866 - 1954) Dramaturgo español cuyos comienzos con la obra El nido ajeno (1894) permitieron vislumbrar una profunda renovación del teatro en castellano. No obstante, la situación de la escena española le aconsejó inclinarse por obras de gran éxito en lugar de comprometerse con una producción exigente, pero minoritaria e incomprendida.

    El valor de su extenso trabajo radica en la introducción de referentes europeos y modernos en el teatro español. Benavente, quien conocía muy bien la producción escénica que se desarrollaba más allá de los Pirineos (con autores como Gabriele D'Annunzio, Oscar Wilde, Maurice Maeterlinck, Henrik Ibsen y Bernard Shaw), supo incorporar con acierto influencias que resaltaron notablemente muchas de las cualidades de su teatro, tales como la variedad y perfección de los recursos que introdujo en la escena, una gracia inteligente que recorre la sátira social que despliega y unos diálogos vivos, chispeantes y muy dinámicos.

    Sin embargo, la preeminencia de los aspectos escénicos sobre lo dramático puro, así como un espíritu burlón y frívolo, le restan profundidad y alcance a muchas de sus piezas, convirtiéndolas en brillantes fuegos artificiales. Esa tendencia se puso de manifiesto en su segunda obra, Gente conocida (1896), así como en las que le sucedieron: La comida de las fieras (1898) y La noche del sábado (1903). En ellas puede comprobarse cómo el autor amortigua de forma significativa el tono de su crítica, centrada en las clases aristocráticas y acomodadas de la sociedad, para sustituirla por una reprobación simpática, amable, casi paternal, que no por casualidad obtuvo los favores del público.

    
Moneda 200 ptas. del autor (1997)

    Culminación de esta corriente de su trabajo sería la que está considerada su obra más representativa y lograda: Los intereses creados (1907). En ella presenta una afilada sátira del mundo de los negocios, particularmente atractiva, desde un punto de vista técnico, por la sabia combinación de elementos procedentes de la commedia dell'arte con otros que brotan del teatro clásico español. Esta pieza continuó en otra, menos conseguida, y que a juicio de muchos críticos fracasó: La ciudad alegre y confiada (1916). El punto de vista que adopta Benavente en esta franja de su producción es el de un escéptico que desconfía profundamente de la naturaleza humana y de la sociedad en la que aquélla se manifiesta con frívola hipocresía, cuando no simple crueldad.

    Otra vertiente cultivada por el autor fue la del drama rural, en obras que, como Señora Ama (1908) o La malquerida (1913), contrastan frontalmente con el grueso de su producción. Esta faceta de su trabajo proyecta tal intensidad trágica que sus trazos sombríos parecen hablar de otro hombre, rastro de un primer Benavente que, tal vez, pretendía un teatro más en consonancia con los valores de la Generación del 98. Son dramas de grandes pasiones que se desarrollan en un medio aldeano asfixiante y brutal, primario, y en los que palpita un clima de carácter naturalista.

    Pero Benavente, cuya obra mantiene evidentes puntos de contacto con el modernismo y con la Generación del 98, no pertenece a ninguno de los dos movimientos. No posee la gravedad de Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín o Ramiro de Maeztu; ni tampoco las cualidades necesarias para acercarse al exquisito mundo poético de los discípulos de Rubén Darío. Le sobró ironía; le faltó quietud y aliento poéticos. Fue un eminente continuador de la mejor comedia del siglo XIX, de la cual elimina todo vestigio romántico para enriquecerla con su espíritu culto e inteligente y sus formidables recursos técnicos.

Caricaturizado por Sancha (1904)

    En la última etapa de su vida literaria, dominada en algunos aspectos por su familiaridad con el modernismo, escribió algunas obras de teatro infantil, cuyo tono poético y fina ironía cristalizan en piezas tan encantadoras como El príncipe que todo lo aprendió en los libros o La novia de nieve (1934). Otro título importante de su producción durante este período es Pepa Doncel (1928). 

Benavente y su premio nobel de literatura:

    
    El 9 de noviembre de 1922, la Academia Sueca decidió conceder el Premio Nobel de Literatura al dramaturgo español Jacinto Benavente (1866-1954), por entonces muy conocido y aplaudido. Siendo su teatro era en general de corte tradicional. José Echegaray, con sus obras posrománticas, solemnes y vacuas, le había precedido en 1904 en la lista nacional de galardonados con el Nobel. Era normal que, con todas sus rarezas, don Ramón María del Valle-Inclán los detestara a ambos, reconocidos como literatos de primera fila, cuando él estaba haciendo una verdadera revolución sobre las tablas. Y si una vez impidió un estreno de Echegaray encerrando a la primera actriz en su camerino, su enfrentamiento personal con Benavente era inevitable, aun cuando éste no hubiese llegado a la cumbre de su carrera. Cuando Benavente creó el Teatro Artístico, en 1899, con el propósito de representar piezas en las que lo más importante fuese el arte y la intención regeneracionista, Valle le acompañó en la aventura. Pero la amistad duró poco y, al comenzar el siglo xx, cada uno tenía su propia tertulia: la de Benavente se reunía en la Cervecería Inglesa de la Carrera de San Jerónimo. 

    A pesar de que no tardaría en volver al teatro más tradicional, Benavente incursionó en el circo y en el drama rural, que por entonces empezaba a cultivar también el italiano Gabriele D’Annunzio y que llegaría a su cumbre con García Lorca. En 1933, Benavente participó en la fundación de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética y, entre 1936 y 1939, permaneció en zona republicana durante Guerra Civil, en Madrid y en Valencia, donde el Gobierno del Frente Popular le rindió homenaje. 

Monumento al autor en los
Jardines del Retiro de Madrid.

    Representó el papel de Crispín en su propia obra Los intereses creados, la que mejor ha resistido el paso del tiempo de sus ciento setenta y dos piezas. Esto le ocasionó problemas después de la guerra, aunque él siempre afirmó que había actuado así coaccionado y amenazado de muerte. Finalmente, su presencia en la gran manifestación franquista de 1947 en la Plaza de Oriente, fotografiada y comentada en la prensa, le ganó el perdón del régimen y pasó del casi anonimato al que le había sometido la censura, a un gran reconocimiento que incluía la etiqueta de «nuestro Premio Nobel». 

    En el discurso de entrega de Premio Nobel, el presidente de la Academia Sueca citaba sobre Benavente: "....Ha observado su mundo con ojos extremadamente claros y agudos, y lo que ha visto lo ha medido y pesado con una inteligencia alerta y flexible. No se ha dejado engañar ni por hombres ni por ideas, ni siquiera por sus propias ideas o su propio patetismo..."

Los libros que tengo de este autor son:

Alfilerazos
Buena boda
Comedias
Crispín... y su comadre
Cuento inmoral
De cerca
De sobremesa I
De sobremesa II
De sobremesa III
De sobremesa IV
De sobremesa V
El criado de Don Juan
El nido ajeno
El príncipe que todo lo aprendió en los libros
Figulinas
Hacia la verdad
La copa encantada
La losa de los sueños
La malherida
La malquerida
La otra honra
La virtud sospechosa
La voz de la conseja
Las mejores páginas
Los cachorros
Los intereses creados
Los malhechores del bien
Los ojos de los muertos
Madeimoselle de Belle-Isle
No quiero, no quiero
Operación quirúrgica
Rosas de Otoño
Señora Ama, La malquerida
Teatro, tomo 1
Teatro, tomo 6
Teatro, tomo 7
Teatro, tomo 10
Teatro, tomo 12
Teatro, tomo 14
Teatro, tomo 15
Teatro, tomo 19
Teatro, tomo 23
Teatro, tomo 25
Teatro, tomo 29
Teatro, tomo 38
Tres comedias
Una señora
Viaje de instrucción



Para cualquier consulta a jortanav2@gmail.com











1 comentario:

  1. Otro autor muy interesante, ¡gracias por compartirlo! Nos enseñas muchas cosas y muchos detalles de estos escritores que desconocíamos. Es un placer leer tu blog. Enhorabuena, también, por este post. Sigue adelante. ¡Un abrazo!

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